Aquella mansión no era como cualquier otra, algunas noches podías observarla iluminada, en sus interiores y los exteriores de grandes jardines... muchos turistas observaban durante el día aquella bella construccion, sin embargo las rejas siempre cerradas estaban impidiendo el paso a cualquier intruso. Sin embargo que llamaba mas la atención de aquel lugar, era que demostraba mas vida cuando las luces se encontraran apagadas, se decía que los señores de aquella mansión solían disfrutar de la belleza de la noche de esa forma. Y no solo era ello, muchas veces el suave sonido del piano lograba llegar a los alrededores como una suave brisa...
Aquella noche la luna brillaba intensa mente, logrando iluminar por si misma a la oscura noche... la brisa soplaba delicadamente jugueteando con los arboles. El ruido de la ciudad no penetraba los altos muros de la mansión, los jardines podrían envolver a cualquiera en su juego, llevándolo a un falso bosque donde caminar por siempre... arboles tan altos que parecían alcanzar a la brillante luna, y tan anchos que lograban mencionar por ellos mismos cuanto era el tiempo que permanecían allí...
Muy cerca a una de las grandes ventanas podías observar a los integrantes de aquella mansión, la chimenea se encontraba encendida iluminando tenuemente dando el aspecto del atarcerder al interior... los muebles y pinturas de alto costo, y los refinados gustos recreando épocas pasadas. Aquel hogar donde las criaturas mas misteriosas y en cierto modo amadas la habitaban... aquellos seres de eterna vida y belleza... aquel hogar de vampiros...criaturas que podrían hechizar a aquel pobre ingenuo que lograra adentrarse a sus dominios, brindándole una muerte quizás no muy dolora pero inevitable...
El gran Salón de paredes cubierta de madera, de diseños barrocos mostraban tal belleza por si mismos... los cuadros, todos ellos de pinturas de bosques y lunas parecían cobrar vida cuanto mas lo observaras, grandes arañas de luz colgaban del techo sin ser encendidas.
Cerca a la chimenea, situada sobre la alfombrada se encontraba Nahia perteneciente al clan Tremere, sus largos cabellos lisos de un negro azabache caían elegantemente sobre sus ropas, un largo vestido negro de bordados grises ceñido sobre su cuerpo mostraban un color plateado ante la luna. Sus ojos color miel perdidos en sus mascotas, unos grandes lobos a los cuales acariciaba tiernamente... su piel marmolea contrastaba con un pequeño dije negro que colgaba de su cuello, tan pequeño que apenas se hacia notorio, una joya con la forma de la luna creciente. Aquellos ojos fríos, sonreían al observar a sus queridas acompañantes...
Recostada descuidadamente sobre uno de los muebles, con unos largos pantalones negros y botas de igual color, puesta con una blusa gris plateada. Se encontraba Ilyel una Ventrue, en su mano una copa de vino jugueteaba. Su cabellos recogido en una coleta de lado, caía sobre su cuello cubriendo un hermoso medallón plateado el cual parecía poseer tantos años como aquella ciudad en la que se encontraban. Sus ojos rojos retomaban sus colores grises originales, mientras su mirada aun se perdía en dirección hacia la luna...
En poses juguetonas se encontraba Valeria una Ventrue... quien giraba y observaba atentamente su figura reflejada en los grandes espejos que se situaban en las paredes del lado oeste de la sala. Sus largos cabellos se encontraba recogidos en dos coletas, mientras una sonrisa traviesa surcaba por sus labios. Pasando dulcemente sus dedos sobre sus labios, un hermoso vestido gris cubría su silueta, la mas pequeña entre todas sus habitantes.De s cuello un hermoso dije de color negro colgaba, tan intensamente negro como las noches mas oscuras, era un pequeño anillo que rosaba sobre un colgante. Aquel vestido era su nueva adquisición, bellos vestidos de todos los colores y tipos, de valiosas y finas telas llenaban su armario. Jugaba con cada traje exquisitamente diseñado para ella por tan solo una noche, siendo muy raras las veces en las cuales podría volver a usarlas...
Sentado en el marco de la ventana , un joven se encontraba. Vestido elegantemente con pantalones beige y una camisa blanca, observaba el interior de la sala depositando su mirada por momentos en cada integrante... en su mano derecha una copa de vino reposaba tranquilamente. Sus cabellos cortos s y negros al igual que sus ojos, aun denotaban la vida que poseía, el pequeño mortal en aquella mansión... Su mirada perpicaz y juguetona lo mantenían unidos a aquellos seres...
Cerca a el, un gran piano negro aparecía tras ella una mujer con gran agilidad pasaba sus dedos delicadamente , extrayendo una melodía suave... ella era Freya, sus cabellos castaños rizados caían casualmente sobre sus hombros. Sus ojos de igual color no lograban dejar de observar fijamente las teclas del instrumento, en su cuello colgaba un dije de un plateado ocuro, en forma de una pequeña cruz. Ella no parecía sonreír, sin embargo disfrutaba de aquellos tranquilos momentos , na copa de vio se encontraba reposando sobre el piando mientras ella tocaba. Vestida con unos pantalones negros a rayas, y una blusa que le hacia juego...jugueteaba a su estilo tras el piano...
En las sombras de aquella misma sala, dos siluetas de hombres parecían descansar sobre los suelos. No respiraban, ni siquiera sus latidos ahora eran audibles, la vid los había abandonado no hace mucho. Los pertenecientes a aquel lugar parecían disfrutar de su silencio tan profundo y no solitario.